Guardia de Guantánamo convertido al Islam, exige la liberación de los
detenidos
Terry Holdbrooks fue
asignado al centro de detención de la Bahía de Guantánamo como guardia de los
detenidos. Este residente de Phoenix, Arizona, se ha convertido en un musulmán
devoto y en un abogado insólito de los derechos de los prisioneros.
Por: Carol Kuruvilla, para New York Daily News
Traducción: Said Abdunur Pedraza.
Artículo original: www.nydailynews.com/news/national/gitmo-guard-converts-islam-demands-release-detainees-article-1.1357918
Terry Holdbrooks se convirtió al Islam en diciembre de 2003 después de
hablar con los prisioneros que custodiaba en la Bahía de Guantánamo.
Las amenazas de muerte son solo una parte más de la vida para Terry
Holdbrooks Jr.
El exempleado del ejército de los Estados Unidos se convirtió al Islam en
2003, inspirado por la fe de los detenidos en Guantánamo cuya custodia le fue
encargada. Desde entonces, dice que ha perdido a sus amigos, ha recibido
amenazas violentas, y ha sido señalado de “traidor a la raza” en Internet.
Pero él no se ha quedado quieto. A sus 29 años de edad, también ha hecho
lo suyo en los medios masivos y hasta ha conseguido trabajo como portavoz del
Fondo Legal Musulmán de Estados Unidos. Ahora, este musulmán devoto acumula
millas de volador frecuente recorriendo el país con lo que él llama “la verdad
sobre Gitmo.”
“Se suponía que Gitmo sería una misión cómoda, ya que solo íbamos a
hacer de niñeras de los detenidos,” dijo Holdbrooks. “Pero me cambió.”
Este residente de Phoenix, Arizona, pasó un año entre 2003 y 2004 custodiando
prisioneros militares en el centro de detenciones de la Bahía de Guantánamo, ubicado
en la costa suroriental de Cuba. A menudo le encargaban el trabajo de escoltar
detenidos a los cuartos de interrogatorios. Él dice que fue testigo de
atrocidades, cometidas por sus compañeros soldados estadounidenses, que él jamás
imaginó posibles.
Hablando por teléfono con Daily News, Holdbrooks soltó todo el chorro.
“Vi personas puestas en posiciones incómodas por ocho horas hasta que
defecaban sobre sí mismos,” dijo. “Luego llegaban los guardias y los castraban.”
Él dice que vio prisioneros encadenados al suelo con grilletes, con el
aire acondicionado al máximo, y luego empapados con agua fría. Dijo que les
untaban sangre menstrual en sus rostros y que los obligaban a escuchar la misma
música repetida durante horas.
“Gitmo es 100% antiético para las bases de nuestro sistema legal,” dijo.
“Ese no es el Estados Unidos que juré defender.”
Mientras se preparaba para el despliegue, Holdbrooks dice que el
ejército lo entrenó para pensar en los prisioneros como “lo peor de lo peor” y “menos
que humanos.”
“Decían que todos ellos eran de Al Qaeda y Talibán, gente que odia a los
Estados Unidos y que odia la libertad.” dijo Holdbrooks.
Pero al menos 86 de los 166 hombres actualmente retenidos en el centro
de detención han sido descartados y no hay nada en su contra. Algunos han sido
retenidos durante años sin que se les hagan cargos formales. No pueden ser
transferidos debido a restricciones de sus países de origen y a leyes aprobadas
por el congreso estadounidense, según informa Human Rights Watch.
A pesar de las situaciones tan difíciles, Holdbrooks se dio cuenta de
que los hombres con los que hablaba se aferraban a su fe. Le sorprendía cómo
podían creer que había un Dios que se preocupaba por ellos.
“Yo tenía toda la libertad del mundo,” recuerda. “Pero me despertaba
descontento, mientras que estos hombres estaban en jaulas, sonriendo y rezando
cinco veces al día.”
Durante su adolescencia, Holdbrooks había buscado la verdad en varias
religiones distintas. Fue a Guantánamo convencido de que todas las religiones
monoteístas eran malas. Pero con el paso de los meses, cuando Holdbrooks comenzó
a hablar con los detenidos y a leer el Corán, comenzó a hallar cierta verdad en
el Islam.
“El Corán es el libro más simple de leer en el mundo. No tiene magia. No
se contradice a sí mismo,” dice Holdbrooks. “Es simplemente un manual de
instrucciones para la vida.”
La fe viva de los detenidos parecía comprobar que el manual de
instrucciones podía funcionar. Holdbrooks dio el salto en diciembre de 2003. En
presencia de los prisioneros, leyó en voz alta una declaración de fe que lo
confirmó como musulmán.
Su vida cambió drásticamente cuando regresó a Estados Unidos. Dice que
pasó varios años tratando de borrar con la bebida las memorias de Guantánamo.
Fue dado de baja del ejército con honores en octubre de 2005 por “desorden
generalizado de la personalidad.” Entonces, Holdbrooks decidió renovar su
compromiso con el Islam. Dejó de beber, fumar y consumir drogas. Le puso un
alto a la promiscuidad y la blasfemia. Halló disciplina en la oración. Fue
cuando comenzó a denunciar.
“El Islam enseña que si ves una injusticia en el mundo, debes hacer lo
que esté a tu alcance para detenerla,” dice Holdbrooks.
Para evitar malas interpretaciones, Holdbrooks se asegura de hablar a
los periodistas y al público de sus conferencias con precisión. Aclara todo lo
que dice, sabiendo todo el tiempo que cada aparición suya en público resultará
en algún tipo de condena. De todos modos, él estudia minuciosamente los cientos
de comentarios crudos que le hacen en Internet para ver si alguien ha escuchado
su mensaje.
“Los que escriben esos comentarios negativos piensan que son eruditos
del Islam,” dice Holdbrooks. “Pero en realidad, solo hacen declaraciones
generalizadas y masivas sobre cosas de las que no tienen idea alguna.”
Su propósito no es promover la religión, dice. En lugar de ello, él
piensa en los derechos humanos de gente como Shaker Aamer, un detenido que se
convirtió en su mentor. Aamer, el último residente británico de Guantánamo, ha
estado detenido por 11 años. Nunca se le acusó de ningún crimen y dos veces se
le ha declarado limpio y candidato para liberación, según reporta la BBC. Aamer
es ahora uno de los prisioneros que participan en una huelga de hambre masiva
tras las rejas.
“Estas cosas no son Estados Unidos,” dice Holdbrooks. “Sería incorrecto
que yo me sentara y dejara que Gitmo siguiera existiendo, o permitiera que la
gente pensara que el Islam es el mayor enemigo de los Estados Unidos.”
Terry Holdbrooks escribió acerca de sus experiencias en la Bahía de Guantánamo
en su libro autopublicado “¿Traidor?”, salido de imprentas en mayo de 2013.